dfrezza escribió:Para los cipayos que ahora defienden a esos h.d.p. de los bien llamados buitres...
"El fallo de Griesa le pone límite a la pretensión de que basta con gastárselas en el populismo de la libertad, como acertó a definir Ernesto Semán en una columna de Página/12. Argentina es agredida desde el exterior porque se rebeló. No lo hizo de modo intempestivo. Le dijo a sus acreedores de la fiesta noventista: te pago, pero te saco este porcentaje que es grande. Muy grande. Aceptó el 93 por ciento de los acreedores, y el 7 que quedó afuera son los buitres éstos que prefirieron litigar. Aparece Griesa, con esa cara de republicanista impertérrito que hace las delicias de cuanto garca quiera imaginarse. Y le dice a la Argentina que tiene que pagarle a los litigantes, que no entraron en el canje, lo mismo o más de lo que le paga al 93 por ciento que aceptó y viene cobrando. Y chau. Viene el terremoto. Entraremos en el default “técnico” que, según explica la derecha, consiste -entre otros cataclismos en que las empresas argentinas tendrán que endeudarse a tasas de interés astronómicas si aspiran a créditos externos. Algo debe haberse perdido en el camino porque, ¿no era que desde el kirchnerismo está obstruido el crédito externo? ¿Y no era que la clave es la seguridad jurídica? Porque ahora resulta que los bonistas que sí entraron al canje, cobrando lo que Argentina les propuso bajo leyes internacionales, y específicamente estadounidenses, se enteran de que esa seguridad jurídica no existe.
Lo sentenció el viejito del sistema que tanto admiran.
En el noveno y último capítulo de su magnífico libro, “Economía a Contramano”, Alfredo Zaiat cita una definición del
novelista vasco Pío Baroja, de principios del siglo pasado, sobre la existencia de distintas clases de españoles. Y la adapta por su utilidad para retratar el vínculo con la economía de:
• Los que no saben
• Los que no quieren saber
• Los que odian saber
• Los que sufren por no saber
• Los que aparentan que saben
• Los que triunfan sin saber
• Los que viven gracias a que los demás no saben
Estos últimos, señala Zaiat, “se califican a sí mismos ‘economistas profesionales’, conocidos por ser débiles a los intereses del poder económico, por ser hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica; y por circular por medios de comunicación con el objetivo de alimentar la ansiedad y el miedo de la sociedad con los temas económicos. En un mundo económico dominado por las ideas y las políticas de la ortodoxia, transitar a contramano del universo conservador es una opción para que sepan quienes no saben; entusiasme a quienes no quieren saber; disuada a quienes odian saber; brinde un paliativo a quienes sufren por no saber; desenmascare a quienes aparentan saber; desplace a quienes triunfan sin saber. Y, especialmente, moleste, incomode, a quienes viven gracias a que los demás no saben”.
Cabría la certeza de que quienes viven gracias a que los demás no saben -que son los mismos de siempre: los de la dictadura, los de los noventa, los falsos liberalotes; sobre todo economistas, pero también comunicadores- se mantienen incólumes. Tienen o les dan espacio. Aterrorizan con lo que nos espera si seguimos así. Y nunca se acuerdan de cómo nos fue cuando se aceptaron sus diagnósticos y sus recetas. No crecieron en número. Pero tampoco disminuyeron. Ni varió, parecería, la cantidad de gente que (hace que) les cree o que se deja asustar. O sea, generalizando: los que entrarían en la categoría de quienes odian saber. A efectos prácticos de esta columna dejemos, para sociólogos, psicólogos y adyacentes, la profundización de qué habría detrás de quienes persisten en creer, o asustarse con, tipos que pronosticaron hace diez años la inminencia de un dólar a diez pesos, el aislamiento mundial de la Argentina, las inversiones que no llegarían jamás. Es seguro, en cambio, que sí creció la gente capaz de sentir que sabe un poco más. Un poco bastante, digamos. Por fuera, casi, de cualquier caracterización ideológica, hace apenas un año este Gobierno fue refrendado por cerca de 12 millones de votos, y unos 8 de diferencia sobre el segundo. Puede abrevarse en la teoría del doctrinario Bartolomé Mitre, dueño de La Nación, según la cual esos votos son de una dictadura que embrutece a los pobres hasta el punto de que comen mie*** a puro gusto. En caso de no ser así, deberá concertarse en lo siguiente. Si después de una pila de años bajo el mismo modelo, “la gente” mostró acuerdo pasivo o activo con lo que este modelo representa para su vida cotidiana, debe ser por un “algo” que se escapó –y continúa escapándose- de la lógica y prédica de los aterrorizadores. Muy probable y masivamente, ese algo no son ni pretensiones revolucionarias, ni religiosidad seguidora de un relato épico, ni hipnosis provocada por una linda conductora de masas con enorme capacidad oratoria. Debe ser que se está mejor, que se universalizó la ayuda social o se adelantó y mucho en ese sentido, que la clase media consume a lo bestia, que los derechos de las minorías avanzaron como nunca; y que es imposible no cotejar ese corpus con el país incendiado de hace diez años. Si no es eso, hay que abonar al pensamiento del simio ya citado. No hay término medio. Y aun cuando lo hubiera, mantiene su vigor que hay mucha más gente que perdió el miedo a las amenazas del clima creado todos los santos días. Un clima inescindible de lo que simbólicamente representa el 7D. Están tirando, y continuarán haciéndolo, con lo que venga. Algunos factores, como un juez neoyorquino, les caen de regalo. Y otros, como la alianza entre derecha sindical peronista, resentidos por haber quedado afuera de listas electorales, traumados ceteístas y grupos de izquierda bullanguera que sirven para trabar el tránsito, son motorizados por la prensa independiente.
Habrá que estar dispuestos a perder la capacidad de asombro. Pero, por lo pronto, el fallo del obispo financiero que ejerce de magistrado en Yanquilandia podría implicarles un tiro por la culata. Hacia izquierda, hay la chiquilinada de pedir que se aproveche para auditar la totalidad de la deuda externa; y hacer caer todos los compromisos de pago, incluyendo los que suponen la quita más grande la historia. Total, no cuesta nada pensar que estamos en Cuba en 1959. Hacia derecha, hay la obviedad de que el único camino es sentarse a negociar, pagar todo lo que sea necesario y a costa de lo que fuere, ser obedientes, volver a integrarnos al mundo que les conviene a los que viven gracias a que los demás no saben, retornar a la cajita feliz.
En el medio, hay el gris de no haber más destino que el que se construye. A simple vista, uno no es capaz de apreciar que Cristina pueda convertirse en la cabecilla de la Comuna de París rediviva. Pero menos que menos, que se vaya a la derecha porque le mandan la quinta flota.
Y con eso bastaría para que, en vez de gris, sea blanco o negro."
E.A.
Ayer te enojaste conmigo no me in teresa que seas kk tengo muchos amigos que lo son solamente te pido que reconoscas algo: si sos abogado como creo que sos , es buena estrategia decirle al juez que va a fallar en tu caso, " señor juez diga lo que quiera pero no voy a acatar su orden?. No es mejor callarse la boca?." y esperar a que pasen los tiempos y se agoten todas las instancias?.
"Fue un error desafiar al tribunal en la audiencia". (Menos mal que no estaba Morenito con ellos).
fuera de eso Esta todo medianamente bien y coincido con lo que AHORA esta haciendo este gobierno Y CON LO QUE HIZO para solucionar este problema LO RECONOZCOOOO..