gago escribió:Estimados Foristas de Actualidad y polìtica.
Acabo de ver el mensaje respetuoso, serio, evitando la culpa en estos tristes momentos, con palabras y gestos adecuados a un tema como el que se trata. Pero no pude evitar compararlo con el video que anoche repitieron decenas de veces en todos los programas polìticos, donde la ex, casi en una mueca siniestra del destino, decìa que habìan hecho un trabajo de reparaciòn del submarino increible, y loaba y gesticulaba payasescamente, sobre los 30 años de vida util que le dieron al San Juan, mientras en realidad estaba definiendo su sentencia a muerte de 44 argentinos. Pero como son de las fuerzas armadas, se lo merecen por que algo habran hecho, y supongo sin temor a equivocarme mucho que los: Eve, Kunkel, Donda, Carloto, Esteche., DeLia, Garre, Bielsa, Hijos, Nietos, Piqueteros, Izquierda dura y muchisimos màs estaran festejando con champang.
Ojala el destino nos ayude y nos libre de que alguno de ellos pueda volver a tener algùn tipo de poder en nuestro querido pais.
El destino no va a ayudarnos. Tenemos que ayudarnos nosotros mismos y aprovechar las oportunidades.
El caso Maldonado es una. Aguantamos dos meses de incertidumbre con el discurso progre de que Macri era igual a la dictadura. Pero apareció el cuerpo y se acabó la farsa. Ahí el "destino" sí nos dio una mano. Agarrémosla. Seamos implacables. Abandonemos el buenismo. Todo el peso de la Ley para los que conspiraron contra el Estado. O sino el repudio público.
Carlotto, cuya hija era guerrillera, no tiene más autoridad moral para nada. Haber sido víctima de la dictadura no le da permiso para ser victimaria. Además cerró los ojos cuando otros argentinos morían por la corrupción del gobierno que le bancaba todos sus deseos. Digámoslo sin complejo.
Y otras organizaciones de DDHH tampoco han estado a la altura de lo que se espera de ellas. Sobre todo el CELS cuyo presidente fue doble agente montonero y de la dictadura. Hubo nomás DOS DEMONIOS. Aunque no les guste.
Por eso no nos callemos más y que todos los delincuentes (del color político que sea) paguen con cárcel efectiva por su robo asqueroso y por su traición.