Mensajepor AKD » Mié Jun 13, 2018 7:43 pm
Tal es así que en 2011 Noruega se unió a EE.UU., Reino Unido y Francia en la operación Freedom Falcon, bombardeando al pueblo libio.
Estas economías que se pretenden proteccionistas, no son más que semi-periferias que tomando ventaja del sistema colonial, con un aparente cuidado de los suyos, explotan y rapiñan al resto de las naciones. Los increíbles volúmenes con los que opera su petrolera, socavan las soberanías de las naciones que tienen petróleo para abastecer las arcas del mayor fondo europeo que con un solo movimiento puede hundir nuevamente los mercados y arrastrar más trabajadores a la miseria.
Estos fondos son ahora los nuevos acreedores de las deudas que trabajadores británicos y españoles deberán pasar años pagando con sus salarios, las nuevas escuelas noruegas y los nuevos paraísos turísticos del norte se pueden medir con el sudor de los explotados a los que les toco estar del otro lado de la crisis, y todavía no es suficiente para garantizarle el empleo a los noruegos.
Todo esto nos plantea una pregunta: si en países ricos, que basan su subsistencia en la expoliación y el drenaje de plusvalía repatriando las remesas de utilidades de las empresas con capital noruego que están en otros países, no es posible garantizar el empleo a la totalidad de sus habitantes, y aun así debe basar su subsistencia en la explotación de otras naciones. ¿Cómo pueden sobrevivir, entonces, las demás naciones que quedan subordinadas y sin recursos?
La respuesta es que no hay un capitalismo bueno ni eficiente, un sistema que basa su misma existencia en la explotación del hombre para generar riquezas, no puede garantizar la subsistencia del género humano, y lo que se nos presenta como casos testigos de que se puede modificar el sistema sin arrancarlo de cuajo e imponer uno más justo, son apenas ilusiones, que miradas de cerca, terminan develando como el más fuerte sobrevive con la sangre del más débil, por ejemplo: el “milagro” noruego.