Permítanme matizar este agradable ambiente bursátil, con una cuestión que se me ha presentado aquí amigos.
He retrocedido 12 páginas, y he recabado una información que es como mínimo, interesante.
Hay 3 tipos de expresión que el usuario
ezequielm se ha dedicado a volcar sistemáticamente en el foro, a saber:
1. Réplicas irónicas, burlonas, denigratorias, subestimadoras, o una combinación de todas ellas.
2. Alabanzas, loas y ejercicios de defensa anormalmente obsecuentes hacia el usuario Rojo de América, teóricamente ausente en la actualidad.
3. Expresiones que indican un claro intento de “existir”, al menos de 11 a 17 horas en días hábiles.
Las expresiones de los tipos 1 y 3 no revisten gran interés, porque son solamente manifestaciones del ya observado síndrome de “soy un as de los negocios”, típico de la existencia de un severo menoscabo de la autoestima.
Para subsanar este problema, algunos sujetos se reprimen o esconden, mientras que otros tratan de disminuir las enormes diferencias de valor que creen tener con respecto al resto de las personas, denigrándolas o descalificándolas. Sumado a esto, suele acompañar una actitud omnipotente (“ahora no escribo más”, “me voy en serio”). Era el caso de Rojo de América.
Nada nuevo, son respuestas típicas de estas formas de neurosis.
Pero lo que realmente me llama la atención es el punto 2

.
Cuando un sujeto tiene frente a otro tal grado de obsecuencia (agachada, felpudeada, chupada de medias) en forma anónima (ya que no podemos ver en acción personalmente a estos sujetos), suele ser a causa de una de estas tres razones, aunque habrá otras, sin duda:
Relación: el sujeto trapo de piso y su ídolo tienen una relación afectiva muy intensa entre ellos. Uno dominante (ídolo) y el otro pasivo (felpudo).
Conveniencia: el sujeto arrastrado le soba la píldora a su ídolo, a fin de que este le entregue sus favores y consideraciones bursátiles y de otros tipos. Es claro que el ídolo ha de ser otro espécimen necesitado de atención también, porque de otra forma la simbiosis no funcionaría.
Farsa: el sujeto felpudo y su ídolo son la misma persona.
No se a ustedes amigos, pero a mi me gustaría saber cual de estas razones podría aplicarse al caso que nos ocupa

.