Oximoron escribió:Unos cuantos vivos matan al resto con glifosato, exportan los recursos, se llevan los dolares y al cabo de un par de décadas somos más pobres que antes. Negocio redondo el campo.
Economía sustentable, espero que te suene.
De ayer, tratá de que te entre algo en el melón:
Esta misma semana los profesores Roberto Cortés Conde y Gerardo della Paolera, admiradores del gobierno de Felipe González, lanzaron su libro Nueva historia económica argentina, en el que varios especialistas de distintas tendencias buscan dilucidar el gran enigma: ¿por qué nos fue tan mal durante tanto tiempo? Los editores de estos ensayos llegaron a una conclusión: medidas adoptadas para superar la crisis de 1930 pasaron de ser coyuntura a cultura, se aplicaron erróneamente en posteriores etapas históricas y hoy están arraigadas en la clase política y en la mismísima sociedad: "Son una serie de creencias incorporadas a la mentalidad argentina". Entre ellas, figura la superstición de que para superar la etapa agrícola había que sostener medidas proteccionistas que trasvasaran recursos del campo a la industria, a través de una distorsión de precios relativos, algo que condujo a políticas antiexportación y a consiguientes estrangulamientos externos, crisis de balanzas de pago, descapitalización y decadencia. A su vez, con la intención de sostener este esquema, el Banco Central se usó para financiar al Gobierno, lo que produjo infinitos procesos inflacionarios. Toda esta superchería nos entregó a un capitalismo rentista y corporativo, aislado del mundo y con industrias subsidiadas de bajísima productividad. Si esta estrategia hubiera tenido buenos resultados, no habría objeciones, puesto que aquí no se trata de ideología sino de un viraje a la realidad: los trucos, que en repúblicas desarrolladas pueden ocasionalmente servir para defenderse de la globalización, suelen dañar a los subdesarrollados, y la Argentina es un ejemplo histórico de ese error garrafal. El asombroso anacronismo de "vivir con lo nuestro" y la persistencia del peronismo y también de los nacionalistas católicos en sostener un hermético sistema de corporaciones bajo el paraguas de las palabras "Patria" y "Dios" nos han llevado a creer en un "paraíso en la Tierra" al que Savater denomina de manera más prosaica como un "colectivismo incompetente". Cualquier experimento contrario a esa religión económica se encuentra con "fuertes resistencias invisibles"