Re: Actualidad y política
Publicado: Dom May 05, 2019 10:36 am
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"La construcción del enemigo social (quienes no votan al kirchnerismo figuran como estúpidos, racistas, egoístas o vendepatrias) tiene raíces con su propia familia. De hecho, cuando intenta explicar la "aversión al peronismo" no puede concebir sino un viejo prejuicio "gorila", y no el actual y muy genuino hartazgo ciudadano frente a la pésima prestación de un partido que gobernó 36 años, 27 sin interrupciones en el calamitoso conurbano bonaerense, confraternizó con la mafia, institucionalizó la miseria, se cerró al mundo, construyó una hegemonía cultural y es en gran parte responsable de nuestra decadencia. Prefiere entonces cargarle la cuenta al "medio pelo", en especial a la inmigración europea, encarnada en su abuela asturiana Amparo, con quien discutió ardorosamente como yo discutía con mi padre, que nació en un pueblo muy cercano. Cristina no digiere la épica inmigrante ni aquella fogosa cultura del trabajo; se siente incluso extrañamente ofendida por ella, y le adjudica el gen del individualismo. Es que aquellos gladiadores del laburo prescindían del asistencialismo estatal, un insumo fundamental con el que medraban los peronistas. Ese asunto íntimo, mal cocinado, y otros que se relatan, muestran los complejos y resentimientos del matrimonio Kirchner: el Teatro Colón, por ejemplo, no debe ser pisado porque es un altar de la oligarquía, siendo que asiste un público policlasista y que en estos días, por 250 pesos, se puede ver Rigoletto. Esa repugnancia no les impidió a los Kirchner volverse multimillonarios, vivir en Recoleta y solazarse en Manhattan. Necedades y fábulas. Boberías, diría Borges. Pero de una seriedad alarmante."
https://www.lanacion.com.ar/opinion/col ... nid2244530
"La construcción del enemigo social (quienes no votan al kirchnerismo figuran como estúpidos, racistas, egoístas o vendepatrias) tiene raíces con su propia familia. De hecho, cuando intenta explicar la "aversión al peronismo" no puede concebir sino un viejo prejuicio "gorila", y no el actual y muy genuino hartazgo ciudadano frente a la pésima prestación de un partido que gobernó 36 años, 27 sin interrupciones en el calamitoso conurbano bonaerense, confraternizó con la mafia, institucionalizó la miseria, se cerró al mundo, construyó una hegemonía cultural y es en gran parte responsable de nuestra decadencia. Prefiere entonces cargarle la cuenta al "medio pelo", en especial a la inmigración europea, encarnada en su abuela asturiana Amparo, con quien discutió ardorosamente como yo discutía con mi padre, que nació en un pueblo muy cercano. Cristina no digiere la épica inmigrante ni aquella fogosa cultura del trabajo; se siente incluso extrañamente ofendida por ella, y le adjudica el gen del individualismo. Es que aquellos gladiadores del laburo prescindían del asistencialismo estatal, un insumo fundamental con el que medraban los peronistas. Ese asunto íntimo, mal cocinado, y otros que se relatan, muestran los complejos y resentimientos del matrimonio Kirchner: el Teatro Colón, por ejemplo, no debe ser pisado porque es un altar de la oligarquía, siendo que asiste un público policlasista y que en estos días, por 250 pesos, se puede ver Rigoletto. Esa repugnancia no les impidió a los Kirchner volverse multimillonarios, vivir en Recoleta y solazarse en Manhattan. Necedades y fábulas. Boberías, diría Borges. Pero de una seriedad alarmante."
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