Guillermina el otro artìculo fué del 2008, ahora éste es del 2013, fijate lo que hicieron los chorros, dejaron una crisis energètica monumental, ademàs del dèficit, y eso que estaba Vaca Muerta, a la que dejaron enterrada, sabès que pasaba, que robaban, no podían atender esas bolu...deces, llenaban bolsones, con los trenes, colectivos, obra pública etc., la cuestión era amontonar pobres y desvalijarlos, ahora no llores. Compará los cortes de antes con los de ahora.
Ustedes son unos fracasados.
27 de Diciembre 2013
Las claves para entender los cortes de luz
Los apagones por las altas temperaturas de esta semana volvieron a desnudar las falencias estructurales del sistema energético y la falta de gestión del Gobierno.
No es un deja vú, porque la cantidad de cortes crece año tras año, pero la secuencia repetitiva con la que proliferan las fallas en el servicio de electricidad en los últimos veranos amenaza con instaurar una lamentable tradición porteña en la antesala de las fiestas. Esta semana, las altas temperaturas en Buenos Aires y el Litoral -el martes y miércoles, la media fue de 35,6°- volvieron a desnudar los graves y, a esta altura, estructurales falencias del sistema de generación y distribución de energía en la Argentina.
Con cortes en más de 30 barrios de Capital y el conurbano, el drama de los vecinos que se quedaron sin luz impartió un durísimo mensaje al Gobierno: frente al estado real de las redes de distribución de Edenor y Edesur -desinvertidas, en gran medida, como resultado del congelamiento tarifario, que el kirchnerismo convirtió en tema tabú-, la Casa Rosada perdió la capacidad de mostrar gestión.
Es decir, si el termómetro supera por algunos días seguidos la frontera de los 32 grados -tal como lo admitió el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en una de sus ya patentadas conferencias de prensa matutinas-, el sistema de transmisión, y, en menor medida, el de generación, sufrirán inconvenientes. Su gravedad dependerá de cuánto resistan los cables de distribución pero, en rigor, no hay nada que el Gobierno -ni tampoco las empresas- pueda hacer en la coyuntura para evitar los cortes. Sólo queda empezar a contar los días hasta que pase el verano.
Entregado a la voluntad climática de San Pedro, es claro el agotamiento retórico del Ejecutivo para negar la crisis energética. Si el 8 de noviembre de 2012, el ministro de Planificación, Julio De Vido, ensayó un discurso acusatorio para evitar responsabilidades y prometió perseguir a los presuntos causales del megacorte que dejó sin electricidad a tres millones de porteños -"vamos a averiguar quién bajó la palanca y los vamos a denunciar en la Justicia", sobreactuó, en una frase todavía presente en el imaginario colectivo-, esta semana optó por una visión más realista al anunciar que se realizarán interrupciones preventivas -semánticamente similares, aunque diferentes que los cortes programados- para evitar daños mayores de las redes de distribución.
No es un deja vú, porque la cantidad de cortes crece año tras año, pero la secuencia repetitiva con la que proliferan las fallas en el servicio de electricidad en los últimos veranos amenaza con instaurar una lamentable tradición porteña en la antesala de las fiestas. Esta semana, las altas temperaturas en Buenos Aires y el Litoral -el martes y miércoles, la media fue de 35,6°- volvieron a desnudar los graves y, a esta altura, estructurales falencias del sistema de generación y distribución de energía en la Argentina.
Con cortes en más de 30 barrios de Capital y el conurbano, el drama de los vecinos que se quedaron sin luz impartió un durísimo mensaje al Gobierno: frente al estado real de las redes de distribución de Edenor y Edesur -desinvertidas, en gran medida, como resultado del congelamiento tarifario, que el kirchnerismo convirtió en tema tabú-, la Casa Rosada perdió la capacidad de mostrar gestión.
Es decir, si el termómetro supera por algunos días seguidos la frontera de los 32 grados -tal como lo admitió el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en una de sus ya patentadas conferencias de prensa matutinas-, el sistema de transmisión, y, en menor medida, el de generación, sufrirán inconvenientes. Su gravedad dependerá de cuánto resistan los cables de distribución pero, en rigor, no hay nada que el Gobierno -ni tampoco las empresas- pueda hacer en la coyuntura para evitar los cortes. Sólo queda empezar a contar los días hasta que pase el verano.
Entregado a la voluntad climática de San Pedro, es claro el agotamiento retórico del Ejecutivo para negar la crisis energética. Si el 8 de noviembre de 2012, el ministro de Planificación, Julio De Vido, ensayó un discurso acusatorio para evitar responsabilidades y prometió perseguir a los presuntos causales del megacorte que dejó sin electricidad a tres millones de porteños -"vamos a averiguar quién bajó la palanca y los vamos a denunciar en la Justicia", sobreactuó, en una frase todavía presente en el imaginario colectivo-, esta semana optó por una visión más realista al anunciar que se realizarán interrupciones preventivas -semánticamente similares, aunque diferentes que los cortes programados- para evitar daños mayores de las redes de distribución.
guille1978 escribió:65268519_10157385507979555_6811357848400822272_o.png.jpg
Ya pasaron los días y no se sabe nada del apagón histórico..