another time escribió:Condenados a repetir experiencias. En la última etapa de Menem, además de los problemas económicos, la sociedad demostraba su hartazgo por la corrupción. Aparecían DLR, el Chacho ,la Meijide, como abanderados de la transparencia y nosotros teníamos una opción. La historia y las circunstancias se repiten. Cual sería la opción hoy?
Que mal te veo Argentina!
La corrupción no es algo que la "masa" cuestione éticamente, en el fondo y tristemente la envidia. En todo caso se mide en términos de ineficiencia en la gestión, como un derroche innecesario de flujos. Y no es un fenómeno local sino global, un "daño colateral" del neoliberalismo con el que una minoría pretendió fraudulentamente justificar ante los "ociosos" y "derrochones" su "derecho" a apropiarse de los recursos escasos. La corrupción es el germen de la autodestrucción del sistema. El capitalismo original se basó en altas normas morales, nace de una ética protestante, privilegió la inventiva, la asunción de riesgos, el trabajo tanto como la inversión, y la justa distribución de la riqueza, con un temor reverencial a Dios que todo lo mira. Hoy es todo lo contrario: se reemplaza el éxito material por sobre los medios, la copia por inventiva, la transferencia de riesgos a terceros mediante engaño, la especulación por sobre trabajo, con la evidente concentración de la riqueza. Lo corrupto termina siendo el sistema íntegro.
