Mensajepor quique43 » Vie Ago 24, 2012 1:12 pm
El relato K, y como se le miente a la gilada:
Basta mencionar algunos ejemplos:
•El boom automotor, que oculta el desplome a mínimos históricos en la cantidad de argentinos que hoy tienen acceso a la casa propia.
•La recreación de la industria electrónica nacional, que tiene como "lado b" el atraso tecnológico y que los argentinos se vean obligados a pagar el doble o el triple por los mismos productos que se venden en otros países.
•La "epopeya" de la estatización de YPF, que camufla el fracaso de la política energética.
•La épica de querer darle impulso al peso argentino para recuperar "soberanía económica" cuando, en realidad, lo que sucedió es que el país se quedó sin dólares.
•El pago de un título público (Boden 2012) en cash como símbolo de independencia, que oculta el impedimento de la Argentina para acceder a los mercados internacionales de crédito.
La lista es mucho más extensa. Pero todos los casos mencionados tienen una característica común: el de cómo el "relato k" es capaz de transformar lo malo en bueno.
Quizá, en el caso de la carne -algo tan arraigado en los usos y costumbres de los argentinos- se encuentre uno de los máximos exponentes sobre debilidades que son "mágicamente" transformadas en logros.
Sucede que el consumo cárnico se desplomó, una muy mala noticia, ya que afecta a un sector que ha sido un emblema nacional durante décadas.
Hoy día se consumen 12 kilos menos que hace cinco años (unos 58 kilos per cápita). Y, a mediados de 2011, incluso se llegó a tocar un nivel inferior al registrado en 2002, considerado el peor año de la historia económica argentina. Se redujo a 52 kilos, a contramano de un país que se jactó de haber crecido durante ocho años a "tasas chinas".
Claro está que el Gobierno sabe cómo hacer de esto otra batalla cultural. Esta vez, a favor del consumo de pollo, que "explotó" por ser sustituto del anterior.