MIÉRCOLES 15 DE DICIEMBRE DE 2010
No de nuevo
Hay lugar para todos y trabajo para todos los que quieran progresar. Es una de las pocas cosas a favor que tiene este país. Tal vez porque, paradójicamente, no tenemos nada que ver en ello. La verdad es que necesitamos duplicar la población. Ir a un modelo más justo. Pero hoy por hoy estamos peor que en 2001 en desarrollo humano.
En cinco meses llevamos 10 muertos en conflictos sociales. Mucho. Hay más pobres, marginales y pauperizados ahora que año por año de la última década, incluyendo el 2002. Un espantoso pero previsible puesto en el ránking educativo. Un millón de adolescentes embarazadas o madres prematuras. Dos millones de chicos que no estudian ni trabajan. 25 pibes menores de un año que mueren de pobres, con enfermedades de pobres. Más de uno por hora.
Muy que les pese a muchos soñadores del Modelo Limosnero de la viuda, este país es un productor de propietarios. La lucha en todos los niveles es por la propiedad, la buena vida, el trabajo y el estudio como base del desarollo personal y comunitario. El cambio no lo van a hacer los desdentados de la Patria porque no pueden. Porque están motivados por sus necesidades.
Este modelito de adolescentes tardíos es más peligroso de lo que suponíamos. Hay que cambiarlo o nos lleva puestos. Es la pelea por un estilo de vida. Por la vida y el país que queremos vivir. Lo demás son detalles, si llegamos a ellos por vía del peronismo o del radicalismo y sus variantes, del PRO o del Proyecto Sur.
Después del chupi y morfi de las fiestas de fin de año y de las vacaciones de enero, hay que arrancar, ponerse en movimiento, trabajar cada uno en su cuadra, su oficina, el aula, en el colectivo y la fila del Banco. Trabajar, contagiar, convencer, para que la gente vote. Que vaya a votar. Hoy el mayor abstencionismo está entre los opositores al régimen viuderil. Y contrariamente a lo que pretenden creerse y hacernos creer (el verso del auge de una juventud motivada y participativa), entre los jóvenes que votarán por primera vez hasta los 24 años.
Se tienen que ir. No alcanza con nuestro voto individual. La bronca, la tristeza, la impotencia que muchos sentimos hoy, hay que transformarla en organización. Hay que organizar de uno en uno la mayor participación cívica desde 1983 o nos fumamos el caos y las tragedias que trae de regalo el gobierno de la pastillera. No de nuevo.
No de nuevo, decía.
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