Leoncio escribió:
medio temerario afirmar que todos los que reciben plata de la asigancion universal la usan para bingo y vino
bastante descalificador.
aparte la plata se la dan si envia a los hijos a la escuela, AHI ESTA el tema en la educacion.
no podemos esperar y dejar sufrir a un chico hastaque cumpla los 15 y meterlo en cana bajando la edad minima de imputabilidad, hay que agarrarlo cuando nace y regalarle la comida y a los 5 anios hacer que vaya a la escuela, cuando llegue a los 15 no vamos a tener que meterlo en cana, porque va a estar estudiando.....................
Si vamos a hablar de Políticas de Educación y Minoridad hay que saber de qué se habla. Son dos problemas complejísimos de Política de Estado de los cuales todos opinan, pocos entienden y muchísmos no quieren entender...
1) Ir, concurrir, a una escuela no implica EDUCARSE.
2) Bajar la imputabilidad de los menores cuando los mayores (mayores ladrones, mayores narcotraficantes, mayores manipuladores, mayores traidores a la patria, mayores mentirosos, mayores delincuentes, etc.) SON INIMPUTABLES? y, adicionalmente en algunos casos, LEGISLAN o poseen capacidad de presión o de influencia sobre quienes lo hacen...
El analfabetismo funcional al igual que la violencia se generan desde arriba, no desde abajo. Y tentado estoy a incluir en ello a la pobreza y la miseria.
Una Política de Estado que concurra a intentar resolver estos problemas hoy en Argentina requiere un enfoque multidisciplinario y multipartidario que reúna a las mejores inteligencias de personas probas y calificadas.
Que dentro de un gobierno JUSTICIALISTA sea posible que el gran 'educador' (contraeducador) sea el conductor del programa televiso de mayor audiencia en Argentina es UN ESCANDALO doctrinario que pasa desapercibido con la misma naturalidad con la cual un boxeador, cuya mayor virtud es la de eructar en público, se constituye en referente de una sociedad... Y es tal la cantidad de subproductos de esta colosal tarea de contraeducación que pareciera inútil plantarse y acabar con tanta basura...
Dejando el tema doloroso para cualquier ciudadano que se precie y que todavía conserve humanidad y persona comparto algunos fragmentos de un artículo mío referidos tangencialemente al problema de la inseguridad, en circunstancias del 'fenómeno' Blomberg (todavía por entonces era 'ingeniero'), que escribí hace ya algunos años y que por supuesto en su momento NADIE QUISO PUBLICAR, porque aunque no se conozca o se desconozca hay personas aún en Argentina que trabajamos por la Paz en serio, por la Justicia en serio y por valores superiores a los propuestos en la sociedad de la ostentación, el consumismo, la manipulación, la hipocrecía y la mentira.
APUNTES SOBRE LA GALAXIA BLOMBERG
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La crítica ideológica de la cuestión ‘Blomberg’ –a pesar de ser de inferior calidad que el análisis psicológico, sociológico y filosófico-, otorga una primera perspectiva de la complejidad del problema que no debe ser ignorada. Esa crítica, parcial e insuficiente, y la cual no compartimos, es, sin embargo, develadora de una concepción latente que se desnudó en Mendoza: Hay chicos ‘Axel’ y chicos ‘no Axel’, hay ‘leyes Blomberg’ y ‘leyes no Blomberg’.
Los padres del chico Bordón amplificaron el desnudo de esas contradicciones a base de luto de años y años de injusticia. Los años de los cuales carece el ingeniero.
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El señor Blomberg cuenta con nuestro pésame y solidaridad por el horror de perder a un hijo en manos de criminales. Pero una cosa es ser víctima de delincuentes y otra cosa es ser víctima de la injusticia, que, entre otras cosas, a veces, provoca delincuentes.
Blomberg no cuenta con nuestra adhesión a proyectos que no resolverán nada aunque movilicen a miles de personas damnificadas e indignadas, víctimas de la denominada inseguridad. Los delincuentes pasan y la injusticia permanece. Que existan chicos ‘Axel’ y chicos de los otros es una verdadera injusticia. Que se tronche la vida de cualquier persona es un acto criminal, así la tronche Fidel, para que quede claro y no se nos confunda. “...Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa...”, como bien dice la canción de Zitarrosa, y, en esa simple lección de lógica, salta la distinción entre orden y justicia. Un orden puede ser muy seguro y profundamente injusto al mismo tiempo. La seguridad no garantiza justicia, corren por carriles diferentes.
En la galaxia Blomberg, los chicos son artífices de su propio destino y se dividen en buenos y malos. La inexistencia de una razonable igualdad de oportunidades no es considerada variable independiente (factor causal) de determinadas conductas antisociales. El clan Puccio es igual de responsable que el menor analfabeto de madre soltera y padre prófugo. Los modelos de éxito y ostentación, de frivolidad y consumo no ejercen ninguna acción agresiva que desencadenen reacciones. Es absolutamente natural que mientras mueren niños por desnutrición otras ‘personas’ gasten fortunas en pavadas. No es una bofetada ni una sideral injusticia que un ‘empresario’ gaste trescientos mil dólares de su ‘caja chica’ en comprar una platea de un estadio de fútbol, o que Manzano ingrese a su segunda década de veraneo en Miami junto a la modelo mengana...
Para hablar de la injusticia es preciso, primero, que tengamos alguna claridad respecto al concepto de justicia. Los platos equilibrados de la balanza son un buen punto de partida y todos sabemos cuan de inestable es ese punto de ‘relativa estabilidad’ y cuan fácil se ‘rompe’ y se pierde el equilibrio con una ligera presión sobre cualquiera de los platos.
Si nos olvidamos de la balanza es probable que caigamos en la trampa de quienes pretenden consolidar situaciones estructurales de desequilibrio y mantener un orden (no una justicia) que les resulta beneficioso, cómodo y ‘justo’. Con éste tipo de planteos destinados a preservar un orden determinado la injusticia seguirá conservando muy buena salud y la delincuencia crecerá exponencialmente aunque sembremos el país de cárceles y cementerios.
La eclosión social puede estar a la vuelta de la esquina –o ‘controlada como delincuencia marginal’- mientras algunos insisten en mantener privilegios, desconocer factores de perturbación social y jugar con fuego. Cuidemos de esta paz precaria que nos está separando de la confrontación civil y tratemos de no establecer bandos en pugna porque chispas han de sobrar y luego no tendremos agua suficiente para apagar las consecuencias.
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Como ejercicio de la inocencia, puedo pararme en el siglo actual, y recordar a algunos personajes ‘consustanciados’ con la ‘justicia’. Es menester citar sólo unos pocos ejemplos porque la lista es infinita:
- Stalin confiaba en la justicia y tenía mucha razón. Todo lo que él decía era justo. La justicia funcionaba de tal manera que el que interfería con ella perdía el presente en la tierra o se ganaba un futuro en Siberia.
- Hitler se destacó siempre por la confianza en la justicia que provenía de su propio juicio.
- ‘Papá Doc’ Duvalier era un verdadero paradigma, lo que se decía un hombre justo. Estuvo en el lugar justo en el momento justo. Se apropió justo de todo Haití. Murió con lo justo y le sucedió justo su hijo.
- Batista quería una Cuba justa, que le calzara exactamente a él.
- Somoza edificó una Nicaragua justa y la escrituró a su nombre para que justamente pudiera heredarla su familia.
- Pinochet se caracterizó por hacer todo dentro de la ley. Hombre en general comprometido con el Derecho pensaba que, si la ley no permite la tortura y el asesinato, debe cumplirse con modificar la ley. Dejó escuela.
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Cuando la ansiedad de justicia me perturba fumo un cigarrillo de chocolate sin filtro. Los otros causan dos millones de muertes prematuras anuales en el mundo. Obviamente los industriales tabacaleros confían en la justicia.
Del laberinto de galaxias, esquivando meteoritos mientras se pueda, seguiremos aferrados al hilo de Ariadna buscando la salida que conduzca a una sociedad mejor, en la cual los niños sean inocentes aunque se ‘demuestre’ lo contrario, ¿Vale la pena otra?
Hasta aquí la cita del artículo.
Si alguno quiere participar poniendo ejemplos vernáculos de 'JUSTICIA' lo invito a exponerla.