Tenía parientes en Venezuela. Dejaron todo y se fueron. Los amigos que quedan (en el IVIC y la UCV) oscilan entre la depresión y la desesperación, y maldicen a Chávez y a sus sucesores. Los de la Nomenklatura, sí esos están bien, como los de la Cámpora aquí.
YPF está como Argentina: sujeta a los vaivenes de una política incoherente, inmersa en la búsqueda de impunidad de unos y a merced de la ignorancia prepotente y fanatizada de los demás. La extinción de ambas (YPF y el país) es el límite. Y estamos cerca.
La solución que usted propugna -que se vayan los que trabajan, producen y pagan impuestos- dio grandes resultados allá. Ahora sólo quedan los que viven del Estado. Así que ¡a revolver la basura!