Obviamente la posición del secretario de Tesoro francés no obedeció su propia iniciativa. El titular del Club de París había recibido ordenes expresas del presidente Francoise Hollande para que se convierta en el eje fundamental del acuerdo entre el organismo y la Argentina. Para entender esta posición hay que remontarse al 19 de marzo pasado, cuando Cristina fue recibida por Hollande en el palacio del Eliseo, oportunidad en la que ambos jefes de Estado demostraron nuevamente la sintonía que se profesan y negociaron el apoyo irrestricto que los europeos sostendrían en las negociaciones pautadas en ese mismo momento para el 28 de mayo. Al finalizar esa cumbre, el propio Hollande aseguraba que "apoyaremos a la Argentina, corresponde a nuestros intereses la negociación del Club de París, así podremos tener más flujo comercial entre ambos países". Para entender, hay que leer también lo que afirmó la Jefa del Estado:
"Si se logra acordar con el club las empresas europeas podrán invertir y generar trabajo, activar sus respectivas economías. Lo importante es que salgamos del endeudamiento para poder crecer económicamente", sostuvo Cristina.
Allí estuvo la clave del apoyo francés, el convencimiento al resto de los estados europeos por parte de Fernández y la aceptación del bloque que no participe el FMI como auditor. Las empresas de capitales de la Unión Europea podrán ahora acceder de manera libre a créditos disponibles por el Banco de Inversiones Europeas (BEI), que ofrece tasas menores al 3% anual para operaciones de estas multinacionales fuera del bloque. En materia energética, la Argentina cuenta con el proyecto de Vaca Muerta, donde probablemente las petroleras francesas sean ahora más que bienvenidas. De hecho, el 20 de marzo, en París,
Cristina se reunió con el presidente de la compañía Total, Christophe de Margerie, para hablar de la posibilidad que la compañía invierta en "shale gas" una actividad que tiene prohibida en Francia pero que podría desarrollar a pleno en la Argentina. No es la única multinacional que ahora puede acelerar inversiones: en la lista figuran una automotriz alemana, una empresa de telecomunicaciones española, constructoras de todo el continente, laboratorios belgas y una petrolera holandesa, entre otros.